28 de mayo de 2009

Otoño tardío

El frío ha vuelto a Tablada de Lurín. El otoño, a pesar de su retraso de varias semanas, por fin se ha presentado a su cita anual con este “pueblo joven” del Cono-Sur de Lima. Ahora, en Tablada de Lurín, las mañanas se levantan desangeladas y opacas, con una espesa niebla que materializa el frío y niega a los ojos la percepción del horizonte. Las tardes, aún teniendo casi siempre el cielo descubierto, están dominadas por un sol mentiroso, que brilla, pero apenas abriga. Las noches, que ya exigen una manta en la cama, se han olvidado del desierto y se dejan hacer por una lluvia tacaña, que moja la tierra casi sin llover, derramando cuatro gotas que no dejan de caer durante toda la madrugada. El otoño es frío porque es humedad, en este valle que se obstina en entristecer las calles de Tablada de Lurín para dar un nuevo hálito de vida a las tierras áridas de sus cerros.



Panorámica de Tablada de Lurín desde la Biblioteca


A pesar del otoño, la asistencia de los niños a la “Casa de la Cultura” apenas se ha resentido. En años anteriores, la llegada del frío suponía un progresivo aumento de las ausencias no justificadas a la Biblioteca. De los más de 150 niños que iniciaron el nuevo curso con nosotros, la mayoría de ellos siguen viniendo a estudiar a la Biblioteca con regularidad casi diaria. Los niños que se han dado de baja han sido sustituidos a continuación por otros que esperaban en la lista de espera para posibles vacantes. Los chicos son responsables y perseverantes, lo cual es motivo de una doble satisfacción para la “Casa de la Cultura”: porque los niños disfrutan invirtiendo su tiempo en su formación personal e intelectual, y porque el proyecto educativo de la Biblioteca y el trabajo de sus tutores está obteniendo resultados positivos. Que los niños decidan libremente venir a la “Casa de la Cultura”, en lugar de pasarse las horas en la calle o “flojeando” en casa, es la mejor muestra de agradecimiento que ellos pueden dar a todos aquellos que hacen realidad la Biblioteca. Un premio emocional de inmenso valor que, sin embargo, no asegura unos buenos resultados escolares.




Óscar, un chico de la Biblioteca



Uno más uno no siempre es dos en la escuela; y un buen plan de estudios no certifica unas satisfactorias calificaciones para el estudiante. A veces, por el nerviosismo. A, veces, por la inseguridad personal. A veces, por mala suerte. Y a veces, y esta posibilidad es la que más preocupa a los tutores de la Biblioteca, porque el estudio es mera apariencia improductiva. La presencia rutinaria en nuestra Biblioteca puede ser engañosa ya que no implica, forzosamente, que el niño aproveche realmente su tiempo. El mes de junio desvanecerá los posibles espejismos: llega la primera serie de exámenes escolares. Es el momento de comprobar, a través de números, que no siempre son justos ni fiables, pero es la medida establecida para valorar la capacitación de los estudiantes, si los niños que acuden a la Biblioteca han sido responsables, se han esforzado y han invertido sus horas en un estudio verdadero, motivado y productivo.

Sean cuales sean los resultados finales, los tutores de la Biblioteca seguiremos haciendo nuestro trabajo. La “Casa de la Cultura” no es la panacea para resolver, de la noche a la mañana, todas las deficiencias y necesidades de la educación y formación de los niños de Tablada de Lurín. Pero sabemos que nuestro proyecto educativo ayuda, ampara y sostiene, que es una iniciativa deseada y consolidada, y, por tanto, que tiene más de una razón de ser para existir y seguir trabajando. Y así continuaremos, día tras día, con las mismas ganas de siempre y convencidos de la importancia de nuestra labor, recibiendo a los niños del barrio y sin prestar más atención de la necesaria a las calificaciones que puedan obtener en sus escuelas. Porque la educación y formación de un niño es demasiado compleja e importante para ser valorada, única y dictatorialmente, por un simple e insignificante número.





Un grupo de niños dentro de la combi de Ceprof durante una salida cultural al centro de Lima

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